
En los últimos años, Costa Rica ha enfrentado un preocupante incremento en el reclutamiento de menores por parte de organizaciones criminales. Niños y adolescentes, algunos desde los 13 años, son captados por estas bandas que se aprovechan de la vulnerabilidad económica y la deserción escolar para integrarlos en actividades delictivas.
El Proceso de Reclutamiento
Las bandas criminales inician el reclutamiento de menores asignándoles tareas aparentemente inofensivas, como vigilancia o mensajería. Con el tiempo, estos jóvenes son sometidos a pruebas que incluyen asaltos y hurtos, con el objetivo de evaluar su lealtad y capacidad para asumir roles más peligrosos dentro de la organización.
Factores Contribuyentes
La deserción escolar es un factor clave en esta problemática. En 2023, aproximadamente 23.750 menores abandonaron el sistema educativo en Costa Rica, una cifra que podría llenar el estadio Ricardo Saprissa. Estos jóvenes, en su mayoría provenientes de entornos de pobreza, se encuentran en una situación de alta vulnerabilidad, lo que los convierte en blancos fáciles para las organizaciones criminales.
Consecuencias Mortales
La participación de menores en actividades delictivas tiene consecuencias devastadoras. Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) y el Estado de la Nación, el 54% de los hombres asesinados en el país tienen menos de 35 años, lo que indica una alta incidencia de violencia letal entre la población joven involucrada en el crimen organizado.
Llamado a la Acción
Las autoridades y organizaciones sociales enfatizan la urgencia de implementar estrategias integrales que aborden las causas subyacentes de esta problemática. Es esencial fortalecer el sistema educativo para prevenir la deserción escolar y ofrecer oportunidades económicas y sociales que alejen a los jóvenes de la influencia de las bandas criminales. Solo a través de un enfoque multidimensional se podrá proteger a la juventud costarricense y garantizar un futuro más seguro para el país.
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